lunes, 8 de marzo de 2010

Día Internacional de la Mujer

Día Internacional de la Mujer

El otro Bicentenario

Por María José Lubertino

Cada 8 de marzo las mujeres aprovechamos para hacer una evaluación del año: avances, retrocesos, oportunidades y deudas pendientes en materia de derechos, de políticas públicas y del logro de una efectiva paridad real entre mujeres y varones, son tópicos fundamentales de esa reflexión.

Este aniversario del Día Internacional de la Mujer es muy especial, ya que se cumplen 100 años del primer Congreso Feminista Internacional, realizado en la ciudad de Buenos Aires en 1910, donde participaron las mujeres que marcaron la historia del Siglo 20, como Julieta Lanteri, Sara Justo, Cecilia Grierson y Alicia Moreau. Ellas fueron las abuelas, nuestras pioneras, que conformaron lo que se conoció como “la primera ola del feminismo” donde confluían mujeres profesionales, artistas y creadoras de distintas vertientes político-partidarias, incluso de distintas corrientes ideológicas: radicales, socialistas, comunistas y librepensadoras.

En su conjunto mayoritariamente estas mujeres luchadoras abogaron por el sufragio femenino, pero también marcaron un hito revolucionario, en términos de los debates que plantearon, en relación a las autonomías de las mujeres, a su inclusión en el mundo del trabajo, a la igualdad en la familia y en el ámbito educativo.

Y entonces, como ahora, corresponde no solo evaluar cómo nos fue en este año sino también mirar el último centenario y en particular repensar, en esta ciudad de Buenos Aires y su contexto sociopolítico, cómo nos esta yendo a las mujeres.

Si bien hubo grandes avances en estos 100 años, particularmente hay muchos logros desde la recuperación de la democracia en 1983. Sin embargo, hay todavía una brecha importantísima en materia salarial entre varones y mujeres, absolutamente injustificada, porque hay más mujeres cualificadas que varones. Hoy existe una dificultad de acceso a los lugares de decisión en las empresas para ellas y no hay mecanismos de acción que los impulsen. Por eso desde el INADI impulsé la Red de Empresas por la Diversidad, y un programa específico relativo a la certificación de la equidad de género en las empresas. Este plan estaba dirigido a la capacitación para identificar los prejuicios que de manera implícita se van colando en la selección de personal en el sistema de promoción, de asignación, de distribución de cargos, o de contratación de personal y en los sueldos que atávicamente se atribuyen de manera diferenciada a varones y mujeres.

A pesar que la ciudad de Buenos Aires tiene un plan de igualdad de la Ley 474 sancionada en agosto de 2000, que viene a cumplir con el mandato de la Constitución de la Ciudad, desde el año 1996 hasta la fecha no ha habido medidas de acción concretas en la ciudad ni en el empleo público, ni medidas de promoción para las empresas en el ámbito del desarrollo económico. Porque la ciudad de Buenos Aires podría contratar o darle mayor puntaje en las licitaciones a empresas que promuevan la contratación de mujeres y se podría sensibilizar para la igualación de la paridad salarial. Tampoco hay licencias por paternidad que equiparen a los hombres con las mujeres.
Lamentablemente, otra asignatura pendiente es el debate sobre la legalización del aborto, que parece increíble que en otros países de Latinoamérica, como en el caso de Uruguay y de Brasil que han tenido avances en este debate, nosotros no hemos podido progresar. En la ciudad de Buenos Aires hay que debatir sobre la posibilidad de sancionar la atención sanitaria de abortos no punibles, lo cual está en el orden de las posibilidades de la ciudad y que es un tema con un consenso social altísimo.

Otro tema frustrante es la violencia contra las mujeres, a pesar de que se haya sancionado la Ley Integral contra la Violencia de Género, todavía no ha sido ratificada y no es una política de Estado. Hoy están desmantelando muchos servicios que la ciudad prestaba a las mujeres, que ya de por si eran insuficientes, escasos e inadecuados. No hay guarderías, no hay jardines maternales, en una ciudad con recursos, en una ciudad donde la PEA (Población Económicamente Activa) femenina es tan alta no se están tomando las medidas adecuadas.

A su vez, no hay un planeamiento urbano pensando en una ciudad segura para las mujeres. En otras ciudades como Medellín, Bogotá, Rosario o Montevideo, han trabajado planes de ciudad segura para las mujeres, revisando alumbrados y árboles por ejemplo, han elaborado un mapa de la violencia de género en la ciudad y luego planes, programas y campañas, para hacer frente a la violencia de género cuando es doméstica.

Para hacer más difícil la situación, en la cuidad de Buenos Aires Macri vetó la oficina de trata, cuando el tema de la trata de la ciudad es un drama, porque hay habilitaciones de locales como disquerías, hoteles, casas de masajes, que en realidad son espacios de encubrimiento a proxenetas y ahí existe efectivamente una responsabilidad en la habilitación de espacios que tiene fines delictivos.

En cambio, las mujeres valientes de aquel Congreso Feminista realizado en Buenos Aires en 1910 discutieron sobre el tema de “la trata de blancas”, como lo llamaban en aquel momento. La red más fuerte contra la trata de blancas que se armó a partir de este movimiento feminista, tenia que ver con el combate a la trata, con el voto femenino y con el acceso a los lugares de decisión. Al leer el núcleo de debate de aquel Congreso, parece que hoy la discusión fuera la misma, con las mismas problemáticas que afectan a las mujeres. Al mirar hoy Buenos Aires con ojos de mujer, vemos que la agenda y las contradicciones, en la ciudad de Buenos Aires en materia de género, siguen vigentes.

En nuestra ciudad, a pesar de que sancionamos la Constitución en 1996 -que tiene un extenso capítulo sobre igualdad entre varones y mujeres- y de la Ley de Igualdad de Trato, hoy el gobierno de Macri sigue reforzando la discriminación hacia las mujeres. En definitiva, los funcionaros del Gobierno porteño en la actualidad no están pensando sus políticas desde una perspectiva de género. Claramente se está incumpliendo el mandato constitucional de igualdad entre varones y mujeres al no haber guarderías, jardines maternales, no hay vacantes, no está garantizado el cuidado de los niños y de las niñas, como responsabilidad social colectiva y no como problema individual.

Es necesario incorporar la perspectiva de las mujeres en las políticas públicas de la ciudad, en temas esenciales como presupuesto participativo o planeamiento urbano, por eso estoy presentando un proyecto de Ley de Presupuesto participativo con perspectiva de género. Además, desde la comisión de Igualdad que voy a presidir, vamos a crear un observatorio sobre las desigualdades en la ciudad de Buenos Aires y vamos a generar un debate participativo para ver desde cada área de políticas publicas de la ciudad, cuáles son las diferencia entre varones y mujeres. Asimismo, observaremos cuáles deberían ser las políticas de remediación de esas políticas inequitativas, sobretodo en materia de transporte, vivienda, trabajo y salud que es donde más existen diferencias, lo cual genera situaciones de stress y de violencia en las mujeres.
08 de marzo de 2010

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